Nuestra vida navega por un mar no surcado, cuyas olas se persiguen en un eterno juego de niños.
Es el infatigable mar del cambio, que alimenta sus manadas de espuma para perderlas una y otra vez, batiendo sus manos contra la calma del cielo.
En medio de esta envolvefore danza guerrera de luces y tinieblas, tuya es, amor, la verde isla donde el sol besa la tímida sombra del bosque y el silencio es cortejado por los pájaros que cantan.
Este es Rabindranath, traducido por Zenobia campribñi, compañera de Juan Ramón Jimenez.
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