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Mercedes

Mercedes



No recuerdo donde, tenía un diccionario de sinónimos,a mi me gusta llamarla La Dama Gris, aunque, en verdad, el nombre por el que más la conozco es Muerte.
No recuerdo cuando fue la primera vez que alguien me pregunto que sentíamos las enfermeras ante Ella, o que si estabamos acostumbradas, o incluso,una tia mía, a la que no veo hace tiempo por elección propia, me dijo que no teníamos corazón ni estómago.
La verdad es que nunca nos acostumbramos, si la muerte tiene algo, es que no es aburrida, y siempre se muestra con diferentes caras.
Conservo en la memoria una de las veces que la he visto más pegadita a mi rostro,era niña y la fiebre me derretia, pero se fue asustada por las compresas de agua con vinagre y los baños frios, no recuerdo gran cosa, solo un estado de alergatamiento, de pasar de todo, de no entender porque lloraba mi madre...esta niña se nos va...la oia decir, y yo, que soy muy tozuda, ya empezé entonces a llevarle la contraria.
NO, las enfermeras, no nos acostumbramos a la muerte, ni al dolor, ni al sufrimiento, ni a las miserias humanas que vemos cada día.
Tal vez sepamos muy bien que esas cosas pueden empobrecer la capacidad de superación del ser humano,o, tambien, pueden hacer de la experiencia algo pleno y enriquecedor, valiosas lecciones que no tienen precio en dinero, y tal vez estemos hechas de una pasta especial,o eso nos dicen algunos, esa que aguanta más rato en el puchero sin ponerse mala, sin quemarse, sin evaporarse, y de la cual luego se da de comer y beber al que nos pide alimento.
No somos mejores. Cada cual hace lo que le gusta, a nosotras nos gusta pasarnos horas en la cocina viendo como de la mezcla de ingredientes alguien que había perdido la esperanza recupera la fuerza, la salud, y la sonrisa, las ganas de relacionarse y comunicarse, de enamorarse aunque tenga 80 años o de quejarse del gobierno o de los programas de la tele.
La vida nos empuja, nos arrastra y nos mezcla de pasiones, de amores que vienen y van o que se quedan ,mientras los días se llenan, se vacian, nos los bebemos a sorbitos de agua con miel y rosas en los mejores tiempos,o a veces, se nos atraganta la vida esta, y a veces, se nos regala como quien no quiere la cosa...ahí esta, de repente te das cuanta de que estas viva, que tienes ante tí un mundo de imperfecciónes y, que esas imperfecciones, hacen del mundo, un lugar maravilloso.
Y, de repente, de vez en cuando, morimos, nos vamos, nos despedimos en el mejor de los casos.
No, las enfermeras, no nos acostumbramos a la muerte, y cuando muere alguien tan valiente y de corazón tan bondadoso como Mercedes, alguien que nos enseño tanto en tan poco tiempo, se nos rompe algo dentro, y, esa sabiduría y ese amor, entra a formar parte de los ingredientes mágicos que ponemos en el puchero,y le dan calor a la cocina, y su valentia nos da valor para seguir creyendo en nuestro trabajo, y si, lloramos de vez en cuando.

2002-11-11 18:16 | 0 Comentarios


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