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©2002 angelie

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Esta es una noticia que nunca saldrá editada en los periodocos, porque nunca ocurrió.

Esta es una noticia que nunca saldrá editada en los periodocos, porque nunca ocurrió.

Al igual que muchas otras noticias o historias, nunca ocurrieron, y sin embargo...
La mujer volvía de recoger a la niña del colegio, cada día era el mismo recorrido, pasar por la tienda, detenerse a tomar un helado, o volver con prisas a casa para resolver las cosas que no podían esperar al día siguiente, o al próximo.
Al pasar delante de la plaza de toros, vió unos camiones detenidos en la puerta, unos hombres atareados entraban y salían del recinto con cara de preocupación, ninguno hablaba, aunque la tensión que dibujaban sus caras, era de lo más elocuente.
Ella esperó paciente que el semáforo cambiase de color, verde, via libre, al cruzar la calle, siempre le gustaba mirar unos segundos al mar, las nubes dibujaban paisajes...una mañana vió el Monte Olimpo, otra, muy pronto, un castillo en el aire...no se fijaba nunca en la cara de los conductores, quietos aplazaban pisar el acelerador, aunque ellos tal vez si podían ver su sonrisa tras los cristales de sus coches...o escucharla conversar de cosas importantes con su pequeña.
Esa tarde, el sol aún estaba en lo alto, las nubes no dibujaban nada, y ella aún llevaba la cabeza cargada con la última conversación teléfonica...malas noticias. Un día podía pasar de ser sensacional a ser abrumador en cuestión de minutos, la mujer solo pensaba en como poder hacerlo para no llegar tarde a cenar y terminar el montón de tareas antes de las 8 de la tarde.

Cruzó la calle.
Pasó delante de la puerta de la plaza.
Un toro de unos 400 kg. se plantó delante de ella y el cochecito de la niña.
La niña llevaba el chandal rojo del colegio, la mochila roja, el helado de fresa y nata.
La mujer empezó a temblar. Un susurro tras su oreja..." No te muevas niña, dejame a mi"
La niña, dulce como siempre, no se mueve, la mujer mira al toro, a los ojos, y el animal se queda aún más quieto, todo ahora es silencio, el mundo ha desaparecido, un olor que emborracha los sentidos llena la calle, la calle estrecha, la callle blanca.
La niña quiere acariciar al toro, el señor dice " Tente pará". El animal y la mujer siguen con los ojos clavados uno en otro, quien no lo sepa, cree que eso es amor, aunque la mujer sabe que solo es miedo, miedo al dolor, miedo a que su pequeña sea lastimada, miedo a la muerte, miedo a las despedidas, miedo, frio como una navaja en la escarcha de Enero.
El señor, susurra aún en su oreja, el calor de su aliento disuelve la rigidez de su cuello, despacio, como un samurai danzando, se desplaza sin ruido y coge a la niña, la lanza a los brazos de un joven aprendiz, o eso parece ser en la claridad de su mirada, el animal habla, rompe la escarcha con su abrumador bufido, su piel brilla y mueve el rabo coqueto, como si el viaje desde las Dehesas no le hubieses afectado en absoluto...que presumido és, sabe que ahora todos le miramos.
De no se sabe donde, alguien viene. Y más osado aún que el toro que brama en la tarde, se acerca a él, quebrantando toda distancia con el mayordesprecio, como a quien no le importa, y le da un azote, cariñoso casi, imperativo, el animal, hermoso como ninguno, mueve las piernas, menea el trasero, y entra en el recinto de la plaza. Acompañado de alguien a quien la mujer no vió la cara.
El señor, se acerca a la hoja que tiembla con forma de persona, la coge por el hombro, en el bar de enfrente espera el aprendiz con la niña, que ya se ha terminado el helado.
Pide dos cafes cargaditos de coñac, para el aprendiz un agua con gas. El domingo por la tarde, sangre.
La esquina que huele a flores los domingos por la mañana, nunca volverá a ser la misma.

2002-10-11 18:19 | 2 Comentarios


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Comentarios

1
De: Ryo Fecha: 2002-10-12 13:45

¡joé!



2
De: Anónimo Fecha: 2002-10-12 14:21

jejeje...solo era un pequeño homenaje a lo primitivo



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