- Esto se llama manzana, y aunque es un fruto comestible, es mejor no probarla, pues en su esencia y sabor encontrareis algo de vosotros mismos que no compredéis. Os causará dolor.
- Entonces... porque pusiste aquí este...¿árbol?
- Para que aprendáis a tomar vuestras propias decisiones.
- ¿Podemos entonces tomar decisiones incorrectas?
- Podéis decidir si son correctas, o no. En todo caso, a mi me pertenece la primera y última palabra. Ahora cuéntale a tu mujer lo que he hablado.
Adán transitó en los márgenes del Paraíso, confundido.
Encontró a Eva contemplando el amanecer, segando las últimas estrellas.
_ Y bien...¿ Que te ha dicho?
Adán, ante el destello último de la noche en la mirada de Eva, guardó silencio.
- No somos libres.
Y tendido en el suelo, lloró.