La primera fiebre otoñal, Sofía empezó a caminar desdibujada y oculta en el bullicio de la ciudad.
Percibía las voces anónimas y distantes que poblaban las aceras y los escaparates, las calles parecían zumbar en su cabeza mientras se preguntaba una, mil veces, a donde ir en la lenta agonía que la empujaba abajo…abajo…y más abajo todavía…sin fin en el abismo negro de las pesadillas de su infancia.
Caminaba, concentrándose en permanecer ajena a las miradas de escarcha, pero el camino estaba andado ya muchas veces. Se detuvo. Aún no estaban encendidas las luces de la plaza, aún quedaban niños jugando en el parque y aún las vecinas murmuraban en los portales.
Nadie conocería de su anónimo y corto viaje por el infierno, y nadie le preguntaría como se vive allí, pues a nadie le importa saber de esas cosas.
Sofía. Generación tras generación,las mujeres de su familia habían sido bautizadas con el mismo nombre, desde siempre, y antes, hasta ella, todas conocían el mismo camino. Andado y desandado en la víspera de la noche.
Pero Sofía aprendió a cerrar tras de si las puertas del infierno. Aprendió a guardar un secreto...El nombre verdadero de su primera madre, allá en los albores de la humanidad.
Eva.
2003-10-11 05:19 | 1 Comentarios
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Comentarios
1
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De: Elendili |
Fecha: 2003-10-13 16:48 |
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Misteriosas ideas, misteriosas historias, misteriosas palabras que obligan a esperar con ansias el próximo brote de su pluma.
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